Alvaro G. Loyza
Un cineasta de la talla de Wong Kar-Wai no pasa desapercibido, sus trabajos han creado un legado que lo coloca hoy entre los directores más reputados del mundo entero, cada nueva obra crea una expectativa entre críticos, espectadores y fans repartidos por todo el orbe, desde la aparición y difusión de “In the Mood for Love” el nombre de Wong Kar-Wai fue calando paulatinamente en las mentes de los amantes del buen cine, justificando esa fama en los que desconociendo su pasado hicieron retrospectiva y descubrieron a un genio en estado puro, no ha un cineasta afortunado que había creado una joya sin contexto, sino a un autor magnífico que finalmente había creado la joya que le permitiera hacer que toda su obra anterior fuera justamente reconocida más allá de los círculos de críticos y expertos en cine de autor.
Obviamente, este florecimiento provocó grandes ansiedades en torno a que era lo próximo que produciría el brillante director hongkonés. El 2004 llegó “2046”, una obra que seguía la estela, la temática, la estética y al personaje de la loada “In the Mood for Love”. A muchos les fascinó la recurrencia de Wong (entre los cuales me encuentro), entendiendo que una etapa de su filmografía o un círculo de su narrativa esa congraciada y culminada con esa joya, para otros pese a su inmaculada hechura fue una realización redundante que no colmaba las expectativas puestas en él.
Lo que causó esta disyuntiva en torno a “2046” fue el postergar tácitamente el debate hasta ver a donde se dirigiría el tren creativo de Wong, que fue a dirigirse hacía “My Blueberry Nights” , película estrenada en Cannes del 2007.
Un año después de ese evento me tocó la satisfacción de enfrentarme a tal filme, habiendo tratado, desde su premier, alejarme de las repercusiones que se dieran en torno a la película para mantener mis juicios y mis expectativas intactas y no manipuladas. Lo único que pareció impregnar mi percepción sobre la cinta, era que ésta no había creado gran revuelo en los círculos cinéfilos.
Mis impresiones desde los primeros fotogramas me remitían hacía el pretérito fílmico del director; el manejo de los colores, la cadencia de los paneos, la búsqueda de intrincar las imágenes con los sonidos, personajes heridos y con cicatrices abiertas por tiempo, todo se remontaba a las maneras y temáticas patentadas del cine de Wong, lo cual no podía sino el regocijarme como espectador y como fan del cineasta.
Con el transcurrir del metraje mi entusiasmo fue disminuyendo, no así la belleza de las imágenes, pero si la recurrencia de los motivos clásicos de Wong, en un entorno ajeno y poco desentrañado, con unos personajes sin enjundia e incapaces de causar empatía (quitando quizás a Jude Law, quien encarna al personaje más envolvente de la película), personajes tibios en circunstancias conocidas, en parajes desconocidos, una mezcla de Wong con sus más confusas influencias de Godard y Wenders, dictadas a una musa (Norah Jones) que no transmite ni el pathos, ni la hierática expresividad de los héroes y heroínas del hongkonés.
Todo este desconcierto finalmente deriva en algo que jamás había sido un rasgo de la filmografía de Wong Kar-Wai, un final predecible y hasta un tanto empalagoso, como me imagino que será comerse entera una tarta de arándanos. El resultado de “My Blueberry Nights” nos otorga un “Chunking Express” sin vértigo, como si fuera un espejo insulso, distorsionado y extrapolado de ésta, con personajes impávidos que juegan a ser interesantes sin serlo y sin extrañar al magnífico Chris Doyle, ya que Darius Khondji cumple a la perfección tras la cámara; lo que si se extraña es ese entrañable bar llamado California con un Tony Leung, detrás de la vidriera, impaciente y descorazonado, esperando a la inefable Faye Wong, que quien sabe cuando se dignará en aparecer.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en casi todo. Pero para mí hay una cosa más, fundamental: miedo al silencio. Es algo muy propio de hollywood y puede verse reflejado en la abundancia de diálogos y en lo cortas que son las escenas de cámaras lentas y de "transicion", donde supuestamente no pasa nada.
Creo que lo que más diferencia esta "My blueberry" de la obra anterior de Wong es su ritmo. Si esta película hubiese sido más reposada y respetuosa de los tiempos que requieren los sentimientos hubiera ido mucho más lejos.
Y nadie nombra el final, totalmente atípico para Wong. Ahora no logro darme cuenta, pero ¿será ésta la primer relación amorosa consumada y sin elementos trágicos en su cine?
Vaya, otro que se une al club. Yo ni siquiera tengo palabras para describir mi decepción para con esta película o talvez sí, puedo decir que es una película de Kar-wai sin ATMÓSFERA.
Sobre el final, no es el único "feliz". Hay que recordar el de Chungking Express. Claro, ese no fue "tan predecible ni empalagoso".
Saludos
^^
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